(Hilo musical recomendado para este artículo: EL ABORTO DE LA GALLINA. MANOLO KABEZABOLO)

Ser una señora y tener gallinas es totalmente compatible. ¿Quién dice que la elegancia está reñida con la ruralidad? Que se lo digan a Marty Mcfly (cómo olvidar su mítico “nadie me llama gallina”) o a las señoras que gestionan este original proyecto artístico/sociológico conocido como “Señoras que tienen gallinas”.

LA MOVIDA: REBELIÓN EN LA GRANJA

En la redacción de Patata Santa estamos de enhorabuena: hemos encontrado el oasis definitivo. El caldo primigenio donde se mezclan la elegancia y el glamour con esa autenticidad sin postureos que siempre andamos buscando.

Y toda esta movida no es que esté pasando en una granja perdida en Arkansas o en la América profunda, de la que poco se sabe y menos se habla. No, amiguis. El fenómeno al que nos referimos tiene lugar nada menos que a unos 50km de la ciudad de Barcelona, en la comarca del Vallès Oriental, donde se alza entre pequeñas aldeas pobladas por irreductibles neorurales (Corró d'Amunt, Marata y Samalús) una zona agraria en peligro de extinción conocida como la “Vall del Carbonell”, que también recibe de sus habitantes el evocador nombre de la “Toscana del Vallès”. Si no te has enamorado ya, yo no sé qué más quieres, mi querido lector.

Desde este pequeño oasis, y en medio del caos pandémico de aquél infame marzo de 2020, nuestras protagonistas de hoy, Ester y Silvia, tuvieron la gran idea en pleno confinamiento de dar visibilidad a todas aquellas señoras que, desde el anonimato, se han convertido en auténticas heroínas de lo rural gracias a su perfil de Instagram “Señoras que tienen gallinas” (@senyoresquetenengallines en catalán), en el que se reúne a la crème de la crème del glamour agrícola: señoras de todas las edades, colores y formas que comparten la prodigiosa actividad de criar gallinas en sus hogares, toda una hazaña con los tiempos que corren, tiempos en que los niños piensan que los huevos vienen de la caja del súper y sólo algunos suertudos han podido ver en vivo y en directo el milagro en equilibrio que es la reproducción de este digno animal alado (sornas aparte, ¡me diréis que no son bonicas las gallinas!).

La cuenta reza en su descripción que “ser una señora y tener gallinas es totalmente compatible”, y acompaña a este lema una serie interminable de fotos de todos los estilos (fotos artísticas, naturales, en blanco y negro, en color, selfies, …) donde se muestra con total naturalidad a estas hermosas señoras posando con sus no menos hermosas gallinas. Son todo orgullo y autenticidad. Sin filtros. Desde mi humilde ignorancia, yo que siempre he visto complicado eso de crear un vínculo emocional con un ave (pido perdón), debo admitir que estas fotos han hecho que me explote la cabeza porque, sinceramente, ¡sólo veo amor y elegancia, gente!

“Ser una señora y tener gallinas es totalmente compatible”

— Senyores que tenen gallines

LAS ARTÍFICES

"Durante el confinamiento nos surgió la duda de si sabríamos ser Instagramers (pensábamos que sería fácil...) y de ahí surgió la idea. Tenemos una edad (¡sólo una!) en la que ya nos consideramos "SEÑORAS". Y esta palabra la usamos para todo: señoras que quedan para hacer café, señoras que van al gym, señoras que van de retiro espiritual... y, ¿por qué no? "¡Señoras que tienen gallinas!". Y así, de la manera más simple, decidimos lanzarnos al reto de reunir a todas las señoras que tienen gallinas del mundo mundial, para echarnos unas risas, ¡en ningún momento nos esperábamos esta respuesta!". La inesperada respuesta de la que hablan nuestras protagonistas se traduce nada menos que en una cuenta de Instagram con más de 2500 seguidores y más de 300 señoras con gallinas acudiendo a la llamada y creando una comunidad tan potente y en tan poco tiempo que haría temblar a más de un tiburón del e-marketing: “Sin quererlo, estábamos reuniendo a un perfil de mujer muy concreto: una mujer activa, actual, amante de la naturaleza, de la comida de proximidad, de los animales, de la autogestión... ¡y sobre todo del sentido del humor!”.

Silvia y Ester son de profesión educadoras sociales y se consideran investigadoras natas del arte de lo que significa vivir. Hace unos años dieron la vuelta a pie a la isla de Menorca y ese viaje las unió de por vida. Como filosofía de vida, apuestan siempre por la diversión, pero se consideran personas muy profundas y sensibles. Su lema: “¡Que todo fluya!”. Por supuesto, ellas también son señoras que tienen gallinas (“¡las justas para el autoconsumo!”) y, además, son señoras que NO comen gallinas, pero sí huevos. Al preguntarles cuál es su plato preferido a base de huevo, responden al unísono “¡huevos fritos!”, obviamente.

LAS FOTOS

En su ardua tarea de mantener viva la llama de la red social, estas jóvenes emprendedoras han ido poblando su cuenta con las fotos que les iban llegando de diferentes lugares, sin edición ni artificios que valgan: “¡Las publicamos todas! Nos encantan tal y como llegan, súper naturales”. Además, la gente suele compartir con ellas curiosidades que encuentran por Instagram sobre las gallinas y ellas las difunden en sus historias porque “¡no tienen desperdicio alguno!”. Pero hay algo más que da valor a este contenido tan original, y es la misteriosa aparición de “Lady Hen” (Señora Gallina), una superheroína gallinácea con capa, mallas y hasta un sostén de formas surrealistas que aparece en algunas de las fotos y además ofrece sabios consejos sobre cómo vivir y saborear cada minuto de tu existencia de señora. “Lady Hen también salió de la improvisación”, nos comentan. “Un día íbamos cortas de fotos y nos vino a visitar Minu (Lady Hen). Le propusimos que se hiciera una foto y entre risas la disfrazamos. ¡Ella, siempre dispuesta!”. Una vez más, del cachondeo nace una gran idea. Mediante un grupo de Whatsapp al que han bautizado “departamento de audiovisual”, entre risas y críticas, rematan la faena para que tanto el mensaje como la imagen cobren sentido. Los consejos de Lady Hen, entre los que se encuentran grandes frases filosóficas para la posteridad, como por ejemplo “de vez en cuando se permite un exceso”, “no hay domingo sin vermut” o “un polvo de vez en cuando levanta el ánimo a cualquiera: póntelo, pónselo”, también salen de las propias experiencias de estas ya para siempre consideradas auténticas gurús de la buena vida.

ESTAMOS DE MODA

Es indudable que, con la que se nos ha venido encima en los últimos meses, más de uno y más de una habrá pensado que “¡a la mierda el apocalipsis!, ¡me largo al campo a criar gallinas!”. Todo el mundo tiene amigas y conocidas que han decidido cambiar el asfalto por “lo verde”, que se han comprado una casita perdida en medio de la nada o que han aprovechado “lo del teletrabajo” para encontrar un paisaje más habitable y con menos seres humanos por metro cuadrado. Lo que no sabemos es si este “boom neo rural” ha venido para quedarse o si se trata de una nueva moda que acabará pasando cuando vuelva la “nueva nueva normalidad”, o la “nueva nueva nueva normalidad”, o yo qué sé ya…

Y precisamente hablando de modas, hemos preguntado a nuestras señoras que tienen gallinas por qué el lema estrella de las fotos es “estamos de moda”, y si esto tiene que ver con una reivindicación de que la vida en el campo es la vida mejor: “¡No reivindicamos nada! Sólo la diversión y hacer las cosas para pasar un buen rato. Pero sí que es cierto que el confinamiento ha hecho que mucha gente quiera vivir en el campo: tener un espacio donde correr, rodeados de verde... y por eso estamos de moda.” Reivindicaciones (o no) a parte, ellas aseguran que vivir en el campo es calidad de vida. Ante la posibilidad de un peligro de “gentrificación” de lo rural, con tanta gente queriendo cambiar de vida de repente y amenazando con mudarse al campo, no las he visto especialmente preocupadas por la posible invasión de “pixapins” (“meapinos”, el amable calificativo con el que se conoce a la gente de ciudad en las zonas rurales de Cataluña), ya que como bien dicen: “no todo el mundo está hecho para vivir en el campo”. Yo digo: amén, hermanas.

EL BUSINESS

Aunque el proyecto empezó con cero aspiración empresarial, nuestras señoras se han ido animando y han creado una humilde pero glamourosa “boutique” (no podía tener otro nombre) desde la que venden un merchandising sencillo y resultón que consiste en unas bolsas de tela con un diseño de lo más moderno y unos delantales para guardar los huevos que nos han robado el corazón. De hecho, en el día de los santos inocentes, nos trolearon bien con la anunciación en primicia de un supuesto “acuerdo de comercialización con Inditex” para distribuir su famoso delantal porta-huevos a todos los hogares españoles. Aún se están riendo. Según aseguran, este delantal es un “must” para toda señora que quiera tener gallinas, ya que forma parte del “chicken manager starter pack” para quien quiera lanzarse de cabeza a este mundo de glamour y picoteo. “Por supuesto, hay que sentirse Señora y tener gallinas. Y luego un delantal porta-huevos (si no lo tenéis lo podéis comprar en nuestro perfil), un poco de pienso, una cuenta de instagram y ¡mucha actitud!”.

LAS SECCIONES

Las secciones en las que se divide la cuenta @senyoresquetenengallines tampoco tienen desperdicio. Una de nuestras favoritas es la sección “in memoriam”. En este apartado se ponen en evidencia los aterradores "crímenes" de los que a veces son testigos las señoras que tienen gallinas, por ejemplo, cuando otro animal se come a una de tus gallinas. Ester y Silvia nos comentan que esta es una realidad que se da a menudo y que les pareció necesario visibilizar, con un toque de humor, pero siempre con "respect". Y así es como nos ofrecen un réquiem de lo más solemne por las que cayeron en la batalla.

Al preguntarles sobre la sección “quiero y no puedo” en la que aparecen señoras sin gallinas, pero también algún que otro señor con gallinas disfrazado de señora, nuestras invitadas aseguran que no pretendían imponer una reivindicación feminista, que era más por las risas. Pero a los hombres que quieran salir en “señoras que tienen gallinas” (¡que los hay y no son pocos!) les piden se lo curren y hagan una propuesta original que respete la filosofía del proyecto.

En cuanto a sus referentes (de las redes o de la vida), les preguntamos si se habían fijado en alguien para llevar a cabo este proyecto y nos han hablado de la cuenta @womenwhofarm (“Mujeres que cultivan”), un perfil de Instagram que visibiliza a mujeres de todo el mundo que cuenten con un proyecto agroecológico propio. También nos recomiendan @nusaltres2021, una cuenta sin complejos y con fotos de desnudos en el entorno agrario: ¡Naturalismo del bueno! Además, desde la redacción también hemos hecho un poco de research y queremos destacar la cuenta @amicheperlacresta (“Amigas por la cresta”) desde Italia, con un espíritu similar y que además reivindica activamente la protección de las gallinas, denunciando también la triste vida de abusos que sufren algunas de ellas debido a la constante demanda de huevos y a los procesos industrializados de la Evil Corporate de turno.

Y ya para terminar, ante la muy manida pero no por ello menos necesaria pregunta de “¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?”, ellas lo tienen muy claro: “¡Las señoras!”.

Más información: Cuenta de Instagram @senyoresquetenengallines